El viejo Oeste.
Narra la leyenda, que el viejo Oeste americano tembló una
noche a raíz de un duelo muy singular.
Ese duelo fue... entre una pistola y una baraja.
Bueno, entre un famoso pistolero del oeste y un avezado
jugador de ventaja.
Hasta aquí ha estado sacando uno a uno los cuatro ases de
la baraja mientras habla, los saca boca abajo y los acaba de mostrar los cuatro
boca arriba, sin darle importancia
Dice el pistolero... ¡soy capaz de disparar tres veces antes
de que usted desenfunde!, ¡y el cuarto tiro se lo pondría aquí, entre ceja y
ceja!.
El jugador, flemáticamente respondió... “yo no me juego la
vida señor, la amo demasiado, para mí el juego... es la vida y yo sólo juego
por dinero. Pero vamos esta noche a la excepción, cambiemos las cuatro balas de
su pistola por estos cuatro ases. Ahhh, y regáleme su firma en uno de ellos.
Y cogiendo un As y un rotulador se lo ofrece sin solución
de continuidad a un espectador para que lo firme.
Y agregó muy elegantemente el jugador... ¡porque quiero la firma
del primer tirador del lejano Oeste americano! ”
Colocó los cuatro ases en la boca del paquete y dijo
textualmente: “esta es mi propuesta. Si ud detecta en que momento doy los ases
de allí abajo, el hombre muerto (simbólicamente) seré yo pero si no lo percibe,
el muerto obviamente será usted”
Y el jugador, muy lentamente, dio cartas indiferentes así,
del lomo de la baraja.
“Alto” dijo el pistolero “este As salió de abajo” y el jugador, mas flemático que nunca
respondió: “De nada le ha servido a usted detectar que este As salió de abajo,
porque ya tiene tres balas en la frente”.
“Ya ve señor, el desafío le ha puesto demasiado nervioso, y creáme que
lo lamento, porque a su firma, estampada en ese As... hace rato que la tengo
entre mis cosas mas preciadasss”.
Y narra la leyenda que de esa manera terminó definitivamente
una cuestión de honor entre un famoso pistolero del Oeste y un Avezado Jugador
de Ventaja.
René Lavand ejecutándolo magistralmente.