Ni ciego ni tonto.
Profesor: Oscar Rui.
Autor: Juan Tamariz.
Material:
Una baraja de cartas.
Efecto:
Se ofrece a dos espectadores que corten la baraja, varias veces cada uno. Posteriormente cogen una carta cada espectador de la parte superior, la miran y la recuerdan y la devuelven al mazo y después de varios cortes, separación de cartas y mezclas, el mago será capaz de adivinar ambas.
Desarrollo:
Se prepara la baraja alternando colores, rojo, negro, rojo, negro y así toda las cartas.
Se ofrece a dos espectadores que cojan una carta cada uno de la parte superior de la baraja y después que las han visto, las devuelven nuevamente a la parte superior, pero el que cogió la primera la devuelve en primer lugar y el que cogió la segunda la devuelve en segundo lugar, con ello estas dos cartas quedarán cambiadas en su orden respecto de la posición inicial y serán las únicas de toda la baraja que rompen la preparación de la misma, esta es la clave para que luego puedan ser encontradas.
Una vez que han devuelto las cartas ambos espectadores el mago pregunta: "Después de todos los cortes que hemos hecho antes de que cogierais y soltarais las cartas, ¿puedo saber yo algo de estas cartas?" Si los espectadores contestana que No, entonces dice el mago "Siiii, claro que puedo saber, porque no soy ciegoooo, y las habeis colocado en la parte superior de la baraja", si contestan que sí, podemos decir lo mismo "clarooo, es que no soy ciego por eso se que están en la parte superior de la baraja."
Como sabemos que están en esta parte superior, pedimos que hagan un corte y completen (lo cual no cambia el orden circular de las cartas y por tanto su posición relativa), y volvemos a preguntar si después del corte ahora puedo saber algo de sus cartas. Y adaptandonos a su respuesta el mago dice que claro que sabe algo porque ha visto aproximadamente por donde ha cortado y por tanto sabe mas o menos por donde estarán, "porque no soy ciegooo....".
Saber mas o menos la posición donde están las cartas sirve para pedir que hagan mas cortes y así no podemos saber ya por donde quedarán. Después de los nuevos cortes preguntamos "¿puedo saber algo ahora de las cartas? e independientemente de su respuesta diremos que "Siii, porque yo no soy tonto, y se que estarán juntas, a no ser que de la casualidad que hayamos cortado justo entre ellas"
El hecho de que sabemos que están juntas, hace que pidamos que se separen las cartas, diciendo a uno de los espectadores que vaya depositando boca abajo una encima de la mesa y al lado otra, y que vaya poniendo cartas alternativamente encima de estas dos haciendo dos montones con toda la baraja. Aquí hay que estar muy atento a que se reparten correctamente, una a un montón y otra a otro y así con todas.
Completados todos los montones, como las cartas estaban separadas por colores una roja una negra, una roja una negra... en cada montón todas serán de un color, bien rojo bien negro. Todas salvo las que eligieron los espectadores, porque al devolverlas al mazo alteraron la posición inicial que tenían y son las únicas que no guardan la disposición inicial, por tanto la carta roja estará en el montón de las negras y la negra en el montón de las rojas.
Ahora ya, con las cartas separadas en dos montones, volvemos a preguntar "¿puedo saber yo ahora algo de las cartas?" y sea cual sea la respuesta diremos que como estaban juntas, suponemos que ambas estarán aproximadamente a la misma altura en cada uno de los mazos, por tanto, aprovechamos para pedir que barajeen cada uno su mazo. Les podemos pedir que lo barajeen bajo la mesa, con la excusa de que así el mago no ve nada, evitando que sean ellos los que se den cuenta al barajear que todas las cartas son de un color.
Ya con las cartas barajeadas, recordamos todos los cortes que se hicieron, la separación en montones, que ellos han barajeado y en estas condiciones preguntamos si ahora podemos ya saber algo de sus cartas. Y nuestra respuesta ya será: "Noooo, ahora no tengo ni idea de las cartas, pero.... soy el mago con mejor olfato del mundo, por tanto creo que podré averiguar cuales son oliéndolas" y cogemos un montón con la mano, lo abrimos en abanico llevándolo sobre nuesta cara como si estuviéramos oliéndolas y viendo cual es de distinto color y la cogemos y la dejamos sobre la mesa. Después se hace lo mismo con el otro montón y se coge la otra carta dejándola sobre la mesa. Ya con las dos elegidas separadas de sus montones, mezclamos ambos sin darle importancia, y así eliminamos la prueba que cada montón era de un color.
Por último, resolvemos el juego, por ejemplo preguntando a un espectador, "¿de que color era tu carta?" y si nos dice negra, le decimos "pues aquí tengo una negra" y le preguntamos al otro que nos dirá roja y le decimos "pues también tengo una carta roja". Preguntamos al primero por su carta y cuando nos lo diga se la enseñamos y.... hemos acertado, esta es la suya, hacemos lo mismo con el segundo y así habremos acertado amba.
En el siguiente vídeo, Juan Tamariz realiza magistralmente este juego en un programa de televisión.